Le vide_2
©Vasil Tasevski
09/06/2021 - 13:07

A mi madre no le gustan los toros. Más bien le escandalizan, pero no porque sea una defensora acérrima de los animales, sino porque considera que el riesgo jamás debería ser un aliciente para el público. Cuando mi amiga Paula me lleva a Las Ventas parece sentirse algo decepcionada conmigo, como si yo nunca me hubiera planteado si es ético que un artista ponga en peligro su vida a cambio de los aplausos.

Señoras y señores, ¿por qué les hablo a ustedes de toros? ¿Qué tienen en común la tauromaquia y el circo? Al igual que la forma circular del coso nos recuerda a la pista, hay algo esencial que hermana al torero con el acróbata: aunque se expongan sin tibiezas ante la muerte, ninguno de los dos es un muñeco de trapo. Ambos tienen un corazón y una columna vertebral como nosotros.

Fragan Gehlker en Le Vide, que pudo verse el otoño pasado en el Price, ha decidido no llevar arnés. Esto no son efectos especiales, mamá. Esto es real y puede suceder cualquier cosa. Asistimos juntos al espectáculo. Los dos contenemos la respiración mientras el acróbata sube una y otra vez por la cuerda lisa con la esperanza de coronar la cumbre. Como Sísifo, Gehlker también quiere demostrarnos en qué consiste la gravedad, cuando se deja caer repetidamente en el vacío. Al principio de la función hay mullidas colchonetas para amortiguar el golpe. A partir de cierto momento desaparecen y el suelo queda desnudo, pero el artista siempre consigue sortear el peligro.

Mi madre lo contempla con ojos quirúrgicos. Se pregunta qué es en verdad el miedo. Alguien pega un grito a nuestra espalda, luego vienen las risas, como en la montaña rusa. Sin duda hay una enorme belleza en el espectáculo. ¿Pero es realmente un espectáculo? ¿Sería igual de hermoso si el acróbata llevara un arnés? ¿Y si tuviese un accidente por no llevarlo? ¿No sentiríamos culpables por haber comprado la entrada? Aquí no hay simulación, esto es la vida y el riesgo real es parte de ella. Probablemente mi madre no esté de acuerdo conmigo, en cualquier caso a la salida me pregunta cuándo volveremos al Price.

 

Texto de Ignacio Vleming