Misión: Exploratorio
10/12/2019 - 15:28

Exploradora 2 al habla con la Nave Nodriza Price. Tras mi incursión en tierras desconocidas, regreso a la base para transmitiros el informe de mi misión, con nostalgia y
deseos de que no haya terminado. Comenzaré por el principio, tratando de seguir un orden lógico (a pesar de mis reticencias a lo aristotélico), intentando no ser díscola y ceñirme al plan.


Todo comenzó con una convocatoria del Laboratorio Rivas Cherif en el que se pedían personas interesadas en el circo y en aportar una asesoría de dramaturgia y/o dirección. Yo, que en mi trayectoria personal había tenido contacto con el circo desde diferentes lugares, siempre debatiéndome entre el amor y el odio, me encantó la idea de poder vivirlo y trabajarlo desde más cerca. Así que, una buena mañana, me llamó nada menos que María Folguera para decirme que estaba entre las seleccionadas. ¿La directora del Price llamando personalmente a cada una de las personas seleccionadas? Esto no podía empezar mejor. No querría comenzar mi informe “peloteando a la jefa”, pero me parece importante reseñar esta declaración de intenciones que no era sino una muestra del amor, la humanidad, el esfuerzo, el cuidado y el verdadero trabajo e interés en mejorar la actual situación del circo en España que demuestra cada día el equipo del Price y, por supuesto, nuestra Capitana María Folguera. Gracias.


Llegamos a nuestra primera reunión y, no sé por qué, fui lo suficientemente osada como para atreverme a decir que el circo a veces me deja clavada a la butaca con una lágrima colgando, y otras veces me quiero ir lo más rápido posible y no volver a pisar un lugar que tenga un circo a 500 km a la redonda. Disculpen mi renovada sinceridad. María nos dio una clase que me ayudó a empezar a entender de dónde venían estas sensaciones tan extremas, y me dio deberes internos que me pusieron a trabajar con mi imaginario. Además, nos regalaron la posibilidad de ver espectáculos maravillosos en los que encontré un nexo completamente lógico y perfectamente realizado entre el circo y uno de los tipos de teatro con los que más disfruto. ¿Cómo no había podido caer antes en la unión de estos super poderes? Me encantó, me motivó y me puso en el camino hacia mis próximos pasos de esta misión, hacia los encuentros con compañías en residencia. La Capitana me iba a encomendar una misión que contendría una de cal y otra de arena: me tocaría ser la primera, pero tendría la oportunidad de participar dos veces, con dos compañías distintas.


En abril comenzamos la residencia de la Compañía Sofía Acosta, que ensayaban la creación de Solo lo sabe el mar… Pieza de portés acrobáticos que habla y se inspira en el mar. La idea en sí misma atrapa; una pareja de acróbatas, con la necesidad de un suelo firme al que agarrarse, trabajando dentro de un barco, desde las ondulaciones del imparable azul. Empezábamos fuerte. Ellas tenían un pequeño número ya creado que habían mostrado en varias ocasiones y querían alargarlo. Aportaban mucho material que me mostraron como otras partituras de movimiento, algunas otras ideas, músicas, objetos,... Comenzamos por observar y analizar todo esto para llegar a la gran pregunta: ¿qué queréis contar? Había que seleccionar desde qué punto de vista, en qué sentido, para qué - y para llegar a dónde- hablar del mar. Creo que les fastidié un pelín... Este es un momento muy complejo en toda creación, la respuesta a veces puede aparecer muy rápido, otras veces tarda más en aclararse en nuestras cabezas, pero sabemos que es central. Por eso, y para no bloquearnos en el trabajo de mesa, continuamos en paralelo un trabajo de dirección de escenas, limpieza, ordenación de los materiales preexistentes, propuestas de nuevas ideas y de posibles órdenes. Finalmente, pudimos añadir un par de escenas al número, como probable esquema dramatúrgico, y trabajamos desde los ritmos y la interpretación. Así, mostramos lo trabajado delante de los compañeros del exploratorio y obtuvimos un feedback muy útil, no solo para la compañía, también para mí. La mirada externa también necesita mirada externa.


Meses después llegó la siguiente colaboración y, de nuevo, el pudor de meterme en la creación de otra persona, de introducirme en su mundo, en su intimidad. Esto es una de las cosas que más me ha costado en las dos ocasiones. Pero la generosidad de las compañías, en este caso de Andrea Ríos, me permitió volver a penetrar en esa intimidad y que me dieran permiso no solo para opinar, si no también para transformar lo que ya habían creado.


En esta ocasión la relación con Andrea comenzó antes. Mientras que con Sofía intercambiamos llamadas y mails unas semanas antes de la residencia, Andrea vivía en mi misma ciudad y fue más fácil. Me invitó a la muestra de otro espectáculo que también había creado ella con otro compañero y fui a verlo. En él ya se veía el modo de crear, los intereses principales de la artista que plantea un punto de vista reivindicativo, de denuncia, por la igualdad. Muy próxima a la corriente de artistas feministas que aparece con mucha fuerza a mediados del siglo XX, pueden verse en ella elementos en común, como que hablar de igualdad y feminismo sea inseparable de hablar del cuidado a la Naturaleza y a las mujeres que también luchan por esta. Técnicas que no había visto nunca antes, como las multicuerdas o, mucho más alucinante todavía, la suspensión capilar que la hace aparecer como una evocación de Pinito del Oro.


Así que, cuando empezamos su residencia, ya teníamos unos cuantos deberes hechos. Trabajamos sobre todo en la dramaturgia del espectáculo, el orden de las diferentes ideas y/o escenas y pusimos especial énfasis en las transiciones, en cómo la “historia” y el “personaje” transitaba desde un número, un concepto, al siguiente. Pero también en la simbología que tan fuertemente propone Andrea Ríos desde su creación, resignificando algunos de sus elementos y buscando imagenes nuevas con otros. Esta parte fue especialmente divertida, pudiendo pensar en colores, vestuarios, probando figuras e imágenes con la falda, las cuerdas, el vestido arrancado,… y en la que jugamos, buscamos y probamos todas las personas que estábamos allí. Llegó el final de la residencia y, en apenas dos semanas, se había construido la pieza completa con todas las bases que conforman el espectáculo claras. El intercambio con el público fue de nuevo tremendamente importante para seguir avanzando con la pieza y saber hacia dónde continuar.


Tras un proceso corto, pero muy intenso, nuestro tiempo terminó. Aunque trabajamos la interpretación, no dio tiempo a profundizar en ella lo suficiente, por lo que se nos quedaba algo pendiente. Para esto, y otras cosas que pudieran surgir, quedamos en continuar viéndonos para seguir con ensayos, miradas externas y futuras limpiezas.


De este modo, Nave Nodriza, creo que puedo decir que queda cumplida la misión encomendada al compartir dudas, miedos, certezas, saberes, apoyos y, gracias a ellos, acercar mundos que tienen mucho que aportarse entre sí. Exploradora 2 puede decir, con mucha emoción, que ha alcanzado el objetivo que se propuso y que, si todo va bien, podremos seguir a la aventura cumpliendo este objetivo sin red de seguridad, pero construyendo redes. En equipo.

 

Paz Buelta