Avol
21/04/2020 - 10:54

Caragol, treu banya puja a la muntanya, caragol bover jo també vindré

El extracto es la tonada de una canción popular, que siempre he creído que simboliza muy bien el recorrido de nuestra compañía de circo, y la de muchas. La rima habla del caracol que coge fuerzas para llegar a la cima de la montaña y haciendo un símil, Circ Bover lleva 15 años subiendo poco a poco por ella. Además, el Bover, es una especie de caracol endémico de la isla de Mallorca y la peculiaridad que lo hace único es la de tener el caparazón - su hogar - más grande.

Durante la travesía nos encontramos día a día con todo tipo de situaciones. Experiencias, todas ellas de superación, que nos preparan para hacer frente a una tormenta y mantener en pie la carpa del circo, y al mismo tiempo y con el paso de los años, para saber ponerse enfrente de centenares de personas mientras das las gracias por un premio que acabas de recoger.

Y es, precisamente, en ese momento cuando te preguntas ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

El recorrido y las vivencias me han hecho ver con claridad la respuesta: las adversidades han sido el motor de cambio necesario para la evolución del proyecto inicial. Una ilusión que nació el año 2005, cuando un grupo de amigos con altas dosis de juventud temperamental levantamos por primera vez la carpa del Circ Bover. Lo acontecido después, lo he vivido, como el buen payaso que desarrolla su espectáculo a partir del fracaso encajando cada golpe y situación de la mejor manera.

El caracol que no tiene piernas ni brazos y avanza muy lentamente, cuando erra en su camino volver atrás y reconducir su trayectoria puede parecerle una odisea difícil de afrontar. En diferentes ocasiones, tirar la toalla parece la única opción, pero precisamente es en el camino de vuelta atrás dónde vas recogiendo los pedazos de ese puzzle que una vez recompuesto te guía en el nuevo camino.

Puede parecer una visión muy romántica de la realidad, pero los que nos dedicamos al circo sabemos que aunque el sendero no es fácil, en él encuentras personas dispuestas a remar en la misma dirección, que no es otra, que la de seguir subiendo juntos la montaña.

Cuando el Circ Bover empezó a caminar, en la isla no existía tradición de circo y ello se veía reflejado en las caras de sorpresa del público. Captábamos la perplejidad en sus rostros cuando se encontraban delante de un espectáculo sin lentejuelas, ni animales, ni una estética barroca; y nos contagiábamos de la admiración que nos regalaban por poder disfrutar de la puesta en escena de números de circo modernos, acompañados de música en directo y usando el idioma propio.

Nuestra ilusión por reivindicar un circo itinerante puramente mallorquín en tierra árida nos llevó a experimentar un vaivén de alegrías y dramas que han fortalecido a un equipo de artistas y técnicos capaces de afrontar cualquier desafío. Nuestro particular caracol Bover ha viajado al Sahara con su carpa de circo, ha participado en proyectos solidarios, ha girado por territorio nacional e internacional con su arte. Además, ha impulsado la creación de un centro de circo, un festival único en Baleares - Circaire -, la programación anual de espectáculos en diferentes pueblos de Mallorca, entre otros retos.

La motivación por hacer las cosas bien hechas ha sido el impulso imprescindible para seguir avanzando todos juntos para poder afrontar nuevos desafíos cada año.

Han pasado 15 años y el caracol sigue subiendo la montaña. Sin esperar llegar a la cima, a día de hoy veo este caracol con 76 piernas, 76 brazos y 38 cabezas; los cuernos, en este caso, son difíciles de calcular…

 

Tià Jordà Ramis, director de Circ Bover. Este texto acompañaba el programa de mano de Circo en Primavera 2020.

Esperamos poder encontrarnos pronto con Circ Bover en la pista del Price