LOS BÁRBAROS
02/06/2020 - 09:32

Una lentejuela de oro es un minúsculo disco de metal dorado con un agujero en el centro. Delgada y ligera, flota en el agua. A veces, una o dos se quedan enredadas entre los rizos de un acróbata.

Jean Genet

 

Somos, Javier y Miguel, Los Bárbaros, dos personas bastante ajenas al circo. Esporádicas visitas con nuestros padres de niños, cuando todavía había leones. Una vez que vino el Cirque du Soleil a Madrid y a Miguel le llevo su primera novia, de sorpresa. Y algún curso suelto de clown. Es por eso que nos hemos tomado Exploratorio circo, tal cual, como el explorador que se adentra en la tupida selva con apenas un pequeño machete y aspira, malamente, a abrir un sendero entre las grandes hojas que le permita adentrarse no mucho más que unos metros.

En Los Bárbaros nos gustan las dramaturgias no lineales, al igual que las formas de lo poético y lo humorístico que ocurren en el circo. Quizás las preguntas que más nos visitaban al principio, como fantasmas que visitan el cuarto en el que murieron, eran las relacionadas con lo espectacular y la posibilidad de trabajar de forma distinta en el circo, sin que sea el final de una secuencia. Incluso si puede construirse una pieza de circo sin lo espectacular, sin apoteosis final, y cómo se relaciona el pensamiento del espectador con los momentos de riesgo, fracaso y belleza que el circo tradicionalmente ofrece. Además, por supuesto, del humor y esa fascinación -y cierta ingenuidad- de la niña que va al circo por primera vez.

En este sentido, las integrantes del Kolektivo Konika han sido muy generosas con nosotros, ofreciéndose como campo de pruebas y dejándose llevar, aunque nuestras propuestas fueran para ellas más bizarras de lo normal. Kolektivo Konika es una compañía que aparece y desaparece, es decir, sus miembros tienen otras compañías y, de vez en cuando, se unen fugazmente para trabajar en un proyecto concreto con este colectivo. Que todas sean mujeres y que su campo de trabajo sean los portés (2 ágiles y 3 portoras), es decir, el hecho de ser cinco mujeres que se encuentran y trabajan, piensan, ríen, lloran, se sostienen, se caen, se levantan, se alzan, ya articula un deseo y cierta dramaturgia.

Como primer gesto, identificamos su disciplina de trabajo directamente con la dramaturgia. Su disciplina ya carga con un valor simbólico que tiene la posibilidad de articular un relato y un sentido. Así, el equilibrista puede hablarnos de las dificultades de caminar por la línea marcada, los trapecistas del salto al vacío, el malabarista, por ejemplo, de lidiar con varias cosas a la vez y los portés, por tanto, de sostener al otro y dejarse sostener. Utilizar la disciplina como centro mismo de la dramaturgia es un proceso interesante sobre el que fuimos imaginando distintas propuestas y líneas de trabajo.

Hay un segundo gesto, quizás menos obvio, que también trabajamos junto al Kolektivo Konika. El gesto de colocar el entrenamiento sobre la escena. No solo la disciplina se articula como gesto sino que es parte del trabajo de la dramaturgia ampliando el marco y sus posibilidades de desarrollo, por ejemplo, al mostrar lo que normalmente es invisible, pero que, a su vez, es imprescindible para llevar a cabo trabajo. Como los músicos de una orquesta afinando sus instrumentos. Atacamos desde este punto lo espectacular, dejamos de hablar en términos de asombro y éxito, y el reverso entra en juego: entra en juego el fracaso, el error, la preparación, entra en juego la prueba y, quizás, cierta manera de abordar el trabajo con la dramaturgia de forma más horizontal.

Normalmente, una de nuestras maneras de trabajar es crear macrogestos que recorran toda la obra y, dentro de esos contenedores, abrir un espacio que pueda ser habitado con libertad. No solemos decir cómo tienen que hacer las cosas, sino que les situamos en ciertos estados, en ciertos lugares. Con Kolektivo Konika pudimos trabajar estados más paisajísticos y menos jerarquizados. A cinco mujeres se las ve durante largas improvisaciones con su disciplina, sus métodos de trabajo, sosteniendo un gesto y un cuerpo, habitando un espacio que van trasformando, y, por lo tanto, se las ven consigo mismas, con su esfuerzo y su fracaso, su prueba y error, con sus chistes, su cotidianidad de estar juntas y su humor, en definitiva, estando juntas: sosteniéndose, levantándose, alzándose, riéndose, temblando, dejándose caer, haciéndose daño, etc.

Otro lugar de investigación fue la noción de personaje y la autoficción. No intentamos posar sus historias (las historias personales que nutren su proyecto) sobre escenas más o menos dramáticas, más o menos teatrales o en forma de sketch, sino que introducimos la narración en primera persona. ¿Qué ocurre si el artista de circo de pronto habla directamente, sin nariz roja, sin un mortal, se sienta en una silla y cuenta una historia personal, qué se juega, qué sucede, cómo lo lee el público? ¿Una historia puede ser igual de trepidante que un salto mortal encima de un escenario? Y también, ¿qué ocurre si el artista de circo puede hacer un mortal, pero no lo hace, solo le vemos preparar el gran salto, pero nunca lo da?, ¿cómo trabajar con las expectativas del espectador?

Como último gesto decidimos trabajar el porté trasladado al plano de los objetos. Probamos a crear portés con distintos elementos cotidianos, de la sala de ensayo, jugando a la creación de paisajes utópicos en movimiento, que van cambiando según avanza la improvisación y que contienen como condición dramatúrgica el riesgo, la inestabilidad, la belleza, el cambio, la poesía y la posibilidad del fracaso, del derrumbe.

Cuestionar las nociones del circo y ver qué ocurre, esa ha sido nuestra tarea con Kolektivo Konika -y ha conseguido que repensemos cosas de nuestro propio trabajo-. Casi como un niño que entra a jugar a un juego del que no conoce las normas y por jugar mal, juega de otra manera y descubre otro juego. Quizás todo esto no sea más que el principio de un truco nuevo.

Para terminar, quisiéramos dar las gracias al Teatro Circo Price y a su directora María Folguera, por crear espacios de encuentro y diálogo; y a Kolektivo Konika, que confiaron en nosotros. Esperamos que estas sesiones de trabajo hayan sido para ellas al menos la mitad de enriquecedoras que lo han sido para nosotros.

Javier y Miguel